Antes de conocer a los héroes más destacados, es necesario destacar los aspectos comunes que presentan entre ellos:
· Casi todos nacen de una unión mixta entre un dios y una mortal. Raras veces, entre una diosa y un mortal, salvo en ejemplos como el de Aquiles, Eneas. Edipo y Ulises, por el contrario, nacieron de la unión de dos mortales.
· Todos reciben culto y pertenecen a una época pasada. Distinguimos dos generaciones: los que perecieron ante los muros de Tebas y los que murieron en Troya.
· Son siempre el punto de partida en la genealogía de una familia ilustre. Por lo tanto, cuánto más importante es el héroe, más incontables se hacen sus descendientes. Lo que ocurrió especialmente con la figura de Hércules.
· Entre sus hazañas, siempre encontramos el capítulo del valiente guerrero que mata a los más fantásticos monstruos. Lo veremos al hablar de Hércules y en Belerofonte. Suelen participar en todas las expediciones y guerras.
· No siempre son buenas sus acciones. Por ejemplo, Edipo cometió el crimen de parricidio e incesto, Orestes y Alcmeón, el de matricidio y Hércules infanticidio al matar a sus hijos en una crisis de locura. Fratricidio, Eteocles y Polinices, y junto a estos, otros crímenes de tipo sexual.
· La mayoría de las heroínas, que también se dan en la mitología clásica, se limitan a traer al mundo a los héroes. Son seducidas por un dios, que a menudo se les manifiesta disfrazado y han de soportar una serie de dificultades antes o después del nacimiento de su hijo. Las heroínas son, más o menos, el reflejo del papel que la sociedad griega otorgaba a las mujeres. Es decir, jóvenes, bellas y buenas, que aceptaban sin ninguna queja el sacrificio. Para ellos, el ideal de perfección femenina se manifestaba en las esposas virtuosas o en las madres sacrificadas.
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