sábado, 14 de agosto de 2010
HERMES / MERCURIO
Hermes es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores y las vacadas, de los oradores y el ingenio, de los literatos y poetas, del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y el comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos.
Hijo de Zeus y Maya, la más joven de las Pléyades, hija de Atlas, nació en la cima de una montaña en Arcadia, país de rebaños. El mismo día de su nacimiento escapó de la gruta del Cileno y llegó hasta Tesalia, donde su hermano Apolo pastoreaba un rebaño de ovejas. Apolo estaba distraído tras el amor de Himeneo y así fue como Hermes le robó parte del ganado. Cuando volvía a su gruta, encontró una tortuga y con su concha y unas cuerdas fabricadas con los intestinos del ganado, construyó la primera lira.
Para no ser descubierto por los rastros de sus pasos, Hermes se puso unas sandalias y condujo los bueyes a Pilos, donde mató dos y encerró el resto en una cueva. Las pieles de los animales muertos fueron clavadas a una roca, y parte de su carne fue cocinada y consumida, y el resto quemada; al mismo tiempo ofreció sacrificios a los dioses olímpicos, por lo que probablemente fuera llamado el inventor de la adoración divina y los sacrificios.
Tras esto volvió inmediatamente a Cilene, donde encontró una tortuga a la puerta de su cueva natal. Hermes tomó el caparazón del animal, tensó cuerdas a su través e inventó así la lira y el plectro. Algunos dicen que el número de cuerdas de su nueva invención fue tres y otros dicen que siete, y estaban hechas de tripa de buey u oveja.
Apolo, gracias a su poder profético, había descubierto mientras tanto el robo, y fue a Cilene a acusarle de él delante de su madre Maya.
Ésta mostró al dios el niño en su cuna, pero Apolo llevó al niño ante Zeus y exigió la devolución de sus bueyes. Zeus le ordenó que cumpliese con las demandas de Apolo, pero Hermes negó haber robado el ganado. Sin embargo, como vio que sus afirmaciones no eran creídas, condujo a Apolo hasta Pilos y le devolvió sus bueyes, pero cuando Apolo oyó los sonidos de la lira quedó tan encantado que permitió a Hermes quedarse los animales.
Hermes inventó entonces la siringa y tras haber revelado a Apolo sus invenciones, los dos dioses entablaron una estrecha amistad. Apolo obsequió a su joven amigo con su propia vara dorada de pastor, enseñándole el arte de profetizar por medio de los dados, y Zeus le hizo su propio heraldo y también de los dioses del mundo inferior. Apolo rehusó enseñar a Hermes el arte de la profecía y le refirió para ello a las tres hermanas que moraban en el Parnaso, pero le confirió el oficio de proteger ganados y pastizales.
Mientras Hermes tomaba como vacación guardar los rebaños, inventó la flauta. Cuando Apolo la escuchó, también la quiso. A cambio, le ofreció un cayado de oro y le prometió lecciones de arte adivinatorias basadas en sus oráculos. Así fue como este cayado, llamado caduceo, se convirtió en uno de sus atributos más famosos del dios. Zeus, viendo su inteligencia desde niño, le nombró su heraldo y también lo hicieron Hades y Perséfone.
Como heraldo de los dioses, preside sobre la habilidad en el uso de la palabra y la elocuencia en general, pues los heraldos son oradores públicos en las asambleas y otras ocasiones. Como diestro orador, era especialmente empleado como mensajero, cuando se requería elocuencia para lograr el objeto deseado. De ahí que las lenguas de los animales sacrificados le fueran ofrecidas. Como los heraldos y mensajeros solían ser hombres prudentes y circunspectos, Hermes era también el dios de la prudencia y la habilidad en todas las relaciones de intercambio social. Estas cualidades estaban combinadas con otras parecidas, tales como la astucia, tanto en las palabras como en las acciones, e incluso el fraude, el perjurio y la inclinación al robo. Los actos de este tipo eran cometidos por Hermes siempre con cierta habilidad, destreza e incluso elegancia. Según el prominente folclorista Meletinskii, Hermes es un tramposo deificado. Concedía los poderes que él mismo poseía a los mortales y héroes que gozaban de su favor, así como a todos los que tenía bajo su especial protección o eran llamado hijos suyos.
Él es el intérprete de la voluntad divina. Pasaba por ser también el dios del comercio y del robo, guiaba a los viajeros por los caminos y velaba por los pastores. Como heraldo de Hades tenía que realizar otro trabajo menos agradable: conducir hasta los Infiernos las almas de los difuntos. También guiaba a los caminantes y así eran frecuentes en los caminos los “hermas” o montones de piedras que le estaban consagradas.
Tuvo varios hijos pero quizás el más conocido sea Hermafrodito, fruto de una aventura amorosa con Afrodita. De su hijo se enamoró locamente una ninfa que al no ser correspondida, logró fundir su cuerpo con el del joven, formando una sola personalidad.
Hermes también actuaba como un psicopompo o guía de los difuntos que les ayudaba a encontrar su camino hasta el Inframundo griego. En muchos mitos griegos, Hermes es representado como el único dios además de Hades y Perséfone que podía entrar y salir del Inframundo sin problemas. Además de escoltar a los muertos, Hermes solía ayudar a los viajeros a tener un viaje seguro y sin contratiempos. Muchos griegos le dedicaban sacrificios antes de viajar.
Otra función importante de Hermes era su rol como patrón de todos los juegos gimnásticos de los griegos. Esta idea parece ser de origen tardío, pues en los poemas homéricos no hay rastro alguno de la misma y la apariencia del dios, tal como es descrita, resulta muy diferente de lo que podría esperarse del dios del arte gimnástico. Pero sus imágenes fueron erigidas en tantos lugares, entre ellos a la entrada de los gimnasios, que el resultado natural fue que, como Heracles y los Dioscuros, fuese considerado como protector de los jóvenes y los ejercicios y concursos gimnásticos y que en una época posterior los artistas griegos derivasen su ideal del dios desde el gimnasio, y lo representasen como un joven cuyos miembros estaban bella y armoniosamente desarrollados gracias a ejercicios gimnásticos. Atenas parece haber sido el primer lugar en el que fue adorado en este papel. Debe observarse que las diversas funciones del dios llevaron a algunos de los antiguos a asumir que varias deidades compartían su nombre.
A Hermes se le representa con unas sandalias aladas que lo transportaban por el aire tan rápido como el viento, en la cabeza llevaba siempre un sombrero de ala ancha “el pétaso” para protegerse de la lluvia, y empuñaba el caduceo de cintas blancas como símbolo de sus funciones como heraldo de los dioses. Después de esta historia nos resulta fácil deducir que Hermes era un dios pastoril. Se le suele representar también llevando a hombros un cordero (“Hermes Crióforo”) o devolviendo las ovejas perdidas al aprisco. Esta imagen fue tomada por los primitivos cristianos durante las persecuciones en Roma como imagen de Jesucristo “El Buen Pastor”, que los romanos tomaban por la de Hermes. De este modo se evitaban la persecución y el castigo.
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