domingo, 29 de agosto de 2010
LOS GENIOS
Los genios, para los romanos Genii, eran pequeños dioses que acompañaban a los seres humanos a lo largo de la vida. Se pensaba incluso, que de alguna manera regían el comportamiento de las personas y tenían influencias en su destino y su forma de ser. Así, cada mortal tenía un genio distinto.
La misión fundamental del genio, era alargar todo el tiempo posible la vida de la persona a la que estaba ligado, ya que de esta forma, también garantizaba el sostenimiento de su propia vida.
Los hombres podían tener dos genios: uno bueno, que le inclinaba al bien y uno malo, que le inclinaba al mal. Esto nos recuerda a las representaciones del ángel y el demonio que en la actualidad se muestran, para indicarle a una persona si debe tomar el camino correcto o el equivocado y a las que estamos tan acostumbrados.
Los Genios eran adorados como divinidades protectoras y se les debía rendir culto en el aniversario del nacimiento de la persona a la que estuviera ligado. Para ello, se les ofrecían flores, incienso, frutas y sacrificios, aunque nunca se podían realizar sacrificios sangrientos sobre su altar. Los griegos pensaban que podían dotar de capacidades intelectuales especiales a las personas más devotas.
El genio bueno se representaba como un joven alado, con una corona de flores y el cuerno de la abundancia. El malo era un anciano de larga barba y corto pelo que iba acompañado de un búho, símbolo de mal agüero. La forma de serpiente, era a menudo adoptada para representar a los Genios que habitaban en los diferentes poblados. A los femeninos se les llamaba Junos. En Roma, durante Imperio, el genio del Emperador era una potencia terrible, ya que poseía sobre los demás genios un poder superior.
Poco a poco, fueron identificándose con los Manes (dioses benévolos identificados con las almas de los difuntos) y llegaron a considerarse como elementos inmortales en las personas. Los dioses también tenían sus propios genios.
Nos es difícil adivinar, la cantidad de influencias que han ejercido estas creaciones grecorromanas en el mundo actual. Desde la característica representación del “ángel de la guarda” cristiano, hasta las representaciones de las brujas acompañadas de un búho, o los gnomos y belfos de bosques y poblados.
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