jueves, 6 de enero de 2011

EL AVE FÉNIX


Este pájaro fabuloso, cuya leyenda es originaria de Egipto, fue honrado por los griegos y ampliamente descrito por algunos autores de la Antigüedad.

El ave Fénix o Phoenix, como lo conocían los griegos, es un ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y garras. Se trataba de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, para luego resurgir de sus cenizas. Según algunos mitos, vivía en una región que comprendía la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta Egipto, en el norte de África.

El mito del ave Fénix, alimentó varias doctrinas y concepciones religiosas de supervivencia en el Más Allá, pues el Fénix muere para renacer con toda su gloria.

Según la leyenda cristianizada, el ave Fénix vivía en el Jardín del Paraíso, y anidaba en un rosal. Cuando Adán y Eva fueron expulsados, de la espada del ángel que los desterró surgió una chispa que prendió el nido del Fénix, haciendo que ardieran éste y su inquilino. Por ser la única bestia que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado la inmortalidad a través de la capacidad de renacer de sus cenizas.


Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de especias y hierbas aromáticas, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo la misma ave Fénix, siempre única y eterna. Esto ocurría cada quinientos años.

La leyenda del Ave Fenix relata la historia de un ave capaz de renacer de sus propias cenizas. Es un símbolo universal de la muerte generada por el fuego, la resurrección, la inmortalidad y el sol. También representa la de delicadeza ya que vive solo del rocío sin lastimar a ninguna criatura viviente.

Forma parte del simbolismo de la alquimia, por el renacimiento a través del fuego. En efecto, ésta ave mitológica, en la leyenda medieval del fenix, vive en Arabia, pero vuela a Egipto el hogar de la alquimia, para sufrir su muerte ritual y regeneración. En esta versión, se trata de un ave púrpura o roja que al envejecer construye una pira de madera y especias para arrojarse en su interior. Los rayos del sol encienden el fuego y el pájaro aviva la llama utilizando sus alas hasta consumirse en su totalidad. Luego, un nuevo Fenix nace de las cenizas dejadas por el fuego.


En la antigüedad, el fénix era el símbolo de la inmortalidad del alma, o incluso del año que vuelve a nacer tras haber finalizado su tiempo. En otras culturas el ave fénix se relaciona con el "Pájaro de fuego": El Pájaro de fuego es un espíritu sagrado para muchas tribus aborígenes americanas. Es un elemento fundamental en la mitología aborigen, pues de él depende el trueno, el espíritu aéreo más importante, como voz del Gran Espíritu que habla desde las nubes. El trueno puede venir de los ojos del pájaro de fuego o de su pico. Al atraer las tormentas -espectaculares en las praderas de las tierras de muchas tribus- el pájaro de fuego cumple su compromiso de regar la vegetación y evitar la sequía. El pájaro de fuego va a menudo acompañado por otros espíritus menores en forma de águilas y halcones, tal como aparecen a veces en los tótems representados con una cabeza extra que surge del abdomen. La importancia de este espíritu se manifiesta también por su frecuente presencia en otros objetos sagrados como tambores y, a veces, en vestidos y tipís.

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