jueves, 23 de diciembre de 2010

EL MITO DE EDIPO "EL DEL COMPLEJO"...




Edipo es el protagonista de una de las leyendas más conocidas de la mitología griega después de la Guerra de Troya. La historia tiene su origen en unos poemas épicos que no se han conservado.

Sin embargo, este personaje se hizo célebre sobre todo a través de la Tragedia Clásica. El mito pertenece al Ciclo Tebano y era llamado así porque todas las narraciones del mismo, estaban ligadas a la ciudad de Tebas.

La historia se remonta a Agenor, rey de Tiro. Éste, tenía una hija llamada Europa a la que Zeus raptó y sedujo convirtiéndose en toro blanco. Su padre, desconsolado, envió a sus hijos a buscarla. Uno de ellos, Cadmo, decidió consultar el oráculo de Delfos y allí se le indicó seguir a una vaca blanca que llevaba el signo lunar hasta que cayera agotada, justo en ese lugar debería fundar una ciudad. La vaca blanca le condujo hasta Beocia, donde fundó Tebas.

Instaurando la ciudad, Cadmo y su esposa Armonía envejecieron cediendo el trono a sus hijos. Y así fue como llegamos a Layo, nieto de Cadmo, que por su juventud no pudo subir al trono de Tebas y fue exiliado. Durante su camino encontró refugió en Élide, reinado de Pélope, quien le expulsó por encapricharse de su hijo e iniciarle en la homosexualidad. Pélope, también le maldijo prohibiéndole engendrar hijos, si lo hacía su hijo le mataría y se casaría con su madre.

Cuando Layo creció, consiguió finalmente el trono de Tebas y se casó con Yocasta. Con su matrimonio desobedecía la maldición de Penélope. Las cosas se complican aún más porque su mujer quedó encinta. Al nacer el hijo de ambos, decidieron temerosos abandonar al niño en la montaña. Cuando el niño nació, fue salvado por los pastores de Corinto, y le llamaron Edipo. Su nombre significaba “pies hinchados”, porque la correa que lo tenía atado le había hinchado los tobillos.

La Tragedia comienza cuando Edipo se convirtió en un apuesto joven y descubrió que de niño había sido abandonado. Sin pensarlo, acudió al oráculo de Delfos para descubrir sus orígenes, y tras conocer a sus padres, Layo y Yocasta, emprendió el camino a Tebas.

Durante el trayecto tuvo un altercado con un carruaje y tras un breve enfrentamiento, sin saberlo, mató a su padre y a su auriga (personaje que gobernaba los carruajes en las carreras del Circo).


Al llegar a las puertas de Tebas, Edipo se halló frente a la Esfinge. Un monstruo con busto de mujer y cuerpo de león que mataba a todos los que no acertaban sus enigmas. Tras
proponerle un acertijo, Edipo lo resolvió sin dificultad, y ésta, despechada, se suicidó. Vencida la Esfinge, los tebanos le acogieron como a un salvador, ofreciéndole el trono y la mano de la reina que había quedado viuda y que sin saberlo era su propia madre.

De esta unión incestuosa nacieron Eteocles, Polinices, Antígona e Ismene. Después la peste asoló la ciudad y el oráculo reveló que debía aparecer el asesino que había matado al rey Layo durante uno de sus viajes para que cesara la desgracia sobre Tebas. El nuevo rey, Edipo, decidió investigar el crimen y pronto descubrió que el asesino era él mismo, que sin querer había terminado con la vida de su propio padre.

El final, propio de una de las más célebres Tragedias, terminó con el exilio, la ceguera, y la muerte en Colona de Edipo. Yocasta, su madre y mujer, al conocer la relación que había tenido con su hijo, se suicidó.

lunes, 13 de diciembre de 2010

LA BESTIA POLIFEMO Y LA BELLA GALATEA.




Polifemo era un célebre Cíclope con un sólo ojo en medio de la frente. Vivía en la costa de Sicilia y era hijo de Neptuno y la ninfa Toosa. Como era caníbal, aterrorizaba a todos los que osaban a acercarse a su morada. A pesar de su brutalidad, Polifemo tenía sentimientos y un día se enamoró de la bella nereida Galatea.


Tras un primer encuentro entre ambos, la nereida quedó presa del miedo, mientras el cíclope se propuso ir ablandado su ferocidad para conquistarla. Comenzó a perseguirla desesperadamente, y enseguida descubrió que Galatea amaba a Acis, un joven pastor.

Polifemo, sin pensarlo decidió matarle. Un día, encontró a los amantes en la orilla del mar. Galatea aterrorizada se zambulló en el agua, mientras Acis trató de seguirla. Pero el pastor fue alcanzado por Polifemo quien lo arrojó contra una roca causándole la muerte. Desde ese día, Galatea lloraba a los dioses y les rogaba la inmortalidad de su amado. Éstos, incapaces de cambiar el Destino de las Moiras, sólo pudieron transformarlo en un río que corría cerca del Etna.


Las aventura de este cruel cíclope no terminan aquí, pues en otro mito se narra como un día el héroe Ulises, mientras regresaba a Ítaca, recaló junto a sus hombres en la isla del Cíclope.

Polifemo no tardó en descubrirlos, porque de manera imprudente se adentraron en su cueva para buscar comida. A pesar de que le pidieron hospitalidad arrojó a dos de los compañeros de Ulises contra el suelo aplastándolos y después se alimentó con su carne. El resto de la aterrorizada tripulación no pudo escapar porque una roca, que sólo podía mover la fuerza de un cíclope, tapaba la salida.

Al día siguiente, hubo otras dos nuevas víctimas. Entonces, Ulises, decidió que la situación no se podía prolongar por mucho más tiempo si quería salir con vida de allí. Su ingenio le hizo buscar una estaca de madera que endureció al fuego. Al anochecer, Polifemo regresó de pastorear sus rebaños, devoró vivos a otros dos compañeros del héroe. Mientras, Ulises, le iba ofreciendo escudillas de vino para emborracharlo. Al poco tiempo, cayó rendido de sueño y embriaguez y entonces aprovecharon todos para clavarle la estaca endurecida al fuego en su único ojo.

A día siguiente, el herido Polifemo, sin poder ver donde se ocultaban los hombres de su cueva, movió desesperado la roca que tapaba la entrada para que saliesen los animales y los hombres con ellos, y así mediante el tacto poder capturarlos. Pero Ulises y sus hombres ya habían planeado pegarse al vientre de los carneros más grandes. Bajo sus lomos estaban seguros. El final de la leyenda narra como Polifemo, mientras dejaba escapar a su rebaño, a la vez dejaba libre a la Expedición.

martes, 7 de diciembre de 2010

LA BELLEZA DE ADONIS





Este conocido mito procede de una leyenda Siria. El rey de ese país Tías, tenía una hija llamada Mirra. La cólera de Afrodita llevó a Mirra a cometer incesto, ayudada por su nodriza Hipólita, durante doce noches con su padre. Al enterarse Tías, quiso matarla, y ella avergonzada pidió la protección de los dioses, los cuales compadecidos la convirtieron en el árbol de la mirra.
Al cabo de diez meses la corteza del árbol de la mirra se rompió y de ella salió un niño precioso que recibió de Afrodita el nombre de Adonis. Después, fue entregado por ésta a Perséfone para que lo cuidara.

Cuando Adonis se convirtió en un apuesto joven, las dos diosas quedaron prendadas de su enorme belleza, por lo que muy pronto empezaron las disputas. Zeus quiso zanjar rápidamente el problema, para evitar mayores conflictos, por lo que decidió que Adonis viviera un tercio del año con Afrodita y otro tercio con Perséfone (casi siempre buscaba la misma solución) El resto del año podía vivir dónde y con quien él quisiera. Adonis decidió pasar las dos terceras partes del año con Afrodita.

La muerte del joven fue causada por la herida mortal de un jabalí durante una cacería.
Según la leyenda el accidente lo provocó la cólera de Artemisa. En otras narraciones, su muerte fue provocada por los celos de Ares que amaba a Afrodita, y no quería que Adonis permaneciera con ella casi todo el año.


Desde el momento de su muerte, en Biblo, pasaba un río al que llamaron Adonis.

Todos los años tomaba un tinte rojo el día que se conmemoraba su fallecimiento. Las rosas y las anémonas conmemoraban el trágico suceso, ya que se teñían de rojo por el color de su sangre.
En Siria, cada año se celebraban fiestas en su honor. Instauradas por la diosa Afrodita, varias jóvenes plantaban semillas en lo que se llamaban Jardines de Adonis. Las plantas regadas con agua caliente eran forzadas a nacer y a morir rápidamente como un símbolo de lo que ocurrió con él.

martes, 23 de noviembre de 2010

ORÁCULOS Y SIBILAS


Los oráculos (ya conocemos el de Apolo en Delfos) eran muy frecuentes en Grecia y Roma.

Su origen partía de la curiosidad innata en el ser humano por tratar de predecir el futuro.

Resulta curioso que esto ocurriese de manera tan espectacular en una civilización totalmente inclinada a la razón.

Los griegos vivían purificándose constantemente para recibir respuestas divinas de sacerdotes y sacerdotisas. Para ellos, era preciso saber ver e interpretar cualquier acontecimiento. Éstas predicciones podían clasificarse en dos categorías:

* Las basadas en la interpretación de acontecimientos y señales exteriores, por ejemplo observando el vuelo de ciertas aves.

* Las basadas en lo que decían los oráculos a través de sacerdotes y sacerdotisas. Sus palabras, generalmente pronunciadas bajo los efectos de alucinógenos, creían que eran puestas en sus bocas por los dioses del Olimpo.

En un principio, el origen de los oráculos se situaba en cuevas y cavernas que eran consideradas sagradas. Tenían, por lo general, un entorno misterioso para inspirar miedo y respeto a todos los que se acercaban. Muchas veces se escogían fuentes termales para que exhalaran inquietantes vapores. Los hombres de la Antigüedad creían firmemente que estaban habitadas por los dioses. Después el lugar de culto se trasladó al templo.

Para que los sacerdotes y sacerdotisas interpretasen los oráculos, cuyo lenguaje resultaba incomprensible al resto de los mortales, eran necesarios:

· Un ritual de purificación.
· Una ofrenda de sacrificio.
· El pago de un tributo, al principio en especie y más tarde en dinero.

Los sacrificios eran ofrendas para atraer el favor divino. Con ellos se agradecía a un ser superior los bienes recibidos y a la vez se pedía perdón por las faltas cometidas. Los sacerdotes llevaban a cabo sus celebraciones con gran severidad, vestían impecables ropas blancas y se coronaban con las plantas consagradas al dios al que se le realizaba el sacrificio.

Los animales que iban a ser servidos para honrar al dios o la diosa:

· Si se consagraban a los dioses del Olimpo: debían estar sanos, ser blancos y disponerse en un altar elevado. Siempre se sacrificaban por la mañana.
· Si se consagraban a las divinidades del mundo del Hades: eran, por el contrario, negros. Se disponían en un foso y se sacrificaban durante la noche.

En Roma definían como “víctimas” a los animales grandes a los que solían dorar sus astas y como “hostias” a los pequeños a los que adornaban con lazos y hojas. Una vez más, observamos cuántos cultos celebrados hoy en día, han heredado las formas de las antiguas civilizaciones clásicas.

Entre los oráculos más famosos destacaremos:
El consagrado a Apolo en Delfos
El de Dodona consagrado a Zeus
El de Epidauro, consagrado a Asclepios / Esculapio, el dios de la medicina.
El del héroe Trofonio.

Junto a los sacerdotes y sacerdotisas, también destacaron unas mujeres adivinas denominadas Sibilas.


Inicialmente eran sacerdotisas de Zeus, pero después, también lo fueron de otras divinidades. Varrón mencionó a diez Sibilas poseedoras del don profético: la Sibila de Persia, la de Delfos, la de Libia, Eritrea, Cumas, Samos, Helesponto, Cimerios, Frigia y Tíbur.

La más famosa fue la de Cumas. Vivía en una gruta, que estaba considerada como santuario de Apolo y escribía sus profecías en hojas sueltas.


Así nacieron los conocidos Libros Sibilinos que contenían los destinos de Roma. Los sacerdotes los guardaban celosamente y los consultaban siempre que ocurría alguna fatalidad. En los periodos de crisis, el deseo de conocer el porvenir se hacía aún más vivo. La importancia de éstos libros era tal, que para poder consultarlos se requería un permiso especial del Senado Romano.

lunes, 15 de noviembre de 2010

LAS CINCO EDADES


Para los griegos no todas las épocas, desde el origen del hombre, fueron iguales. Existió un tiempo en el que éstos vivían como los dioses, gozando de una felicidad completa. Esta leyenda relatada por Hesíodo, en “Los trabajos y los días” y por Platón, en “El Político”, nos narra como cinco edades de hombres habitaron la Tierra.
Las tres primeras, y la última, se asociaban a metales como el oro, la plata, el bronce y el hierro. La Edad de Hierro coincidía con la Antigüedad de Grecia y Roma. También hubo una edad, conocida como la raza de los Héroes, que combatieron en las batallas de Troya y Tebas.

Es curioso, Hesíodo mostró interés en enseñarnos que ocurrió con el destino de cada edad. Los hombres de oro y plata se convirtieron tras su muerte en demonios, los de bronce en el pueblo de muertos del Hades y los héroes en objetos de culto por las ciudades. Si aún continúa la Edad de Hierro ¿cuál será nuestro futuro?


EDAD DE ORO
Vivían según Hesíodo "como los dioses en una seguridad profunda, sin penas ni sufrimientos". Compartían todos sus bienes y la Tierra les recompensaba con excelentes cosechas. Platón afirmaba que no levantaban ciudades, ni tenían mujer o hijos, habitaban desnudos sobre la Tierra, sin sufrir el tiempo de las Estaciones, ya que éstas no existían.

EDAD DE PLATA
El hombre se encierra en grutas y también en si mismo. En esta Edad Prometeo regala a los hombres el fuego lo que avivará su mente y mejorará sus condiciones de vida.

EDAD DE BRONCE
El orgullo del hombre le llevará a despreciar a los dioses, por lo que Zeus puso fin a esta edad con un gran diluvio. Sólo se salvan Deucalion y Pirra, que volverán a repoblar la Tierra.


EDAD DE LOS HÉROES
Estos mortales, serán un paréntesis en medio de la catástrofe. Al ser justos y valerosos aproximarán su vida a la de los dioses.

EDAD DE HIERRO
Era la Edad de Griegos y Romanos, una edad conflictiva y vertiginosa, donde se mezclaban el bien y el mal.

viernes, 12 de noviembre de 2010

LA CREACIÓN DEL HOMBRE




Es la segunda historia más conocida dentro del mundo mitológico. Hemos visto cómo los clásicos explicaron el origen del Universo y con él, el de los dioses. También se plantearon una explicación sobre el origen del hombre. Cuestión que en la actualidad no ha terminado de aclararse, aunque sin duda, dista mucho de ser semejante en algo a la explicación que sobre éste tema dieron griegos y romanos.

Llamábamos a la creación de los dioses por la mitología Teogonía. Pues bien, los temas que hablan sobre la creación del hombre reciben el nombre de Antropogonía (del griego “Anthrôpos, es decir, “Hombre” y “Gonos”, “Generación”).

En un principio, existió una parca explicación que no debió ser muy convincente para los clásicos.
Dionisio, el dios del vino, asistió un día a un extraño banquete. Allí, fue asesinado y después devorado por los Titanes. Cuando Zeus se enteró de los hechos, se puso muy furioso y terminó aniquilando a los Titanes. La leyenda decía que de las cenizas de los mismos nacieron los hombres.



Así, tenían una doble descendencia: por un lado, ascendencia criminal (por parte de los Titanes) y por otro lado, ascendencia divina (por parte de Dionisio). Aunque sin duda, el mito más extendido, es que el hombre fue creado por Prometeo.

Hesíodo, nos narra en su Teogonía, que todo comienza en Mekoné, allí tras la separación de los hombres y los dioses; Prometeo hace una partición desigual de una víctima sacrificada, los hombres se llevan la mejor parte, es decir, la carne y vísceras, mientras los dioses sólo tienen derecho a los blancos huesos. Zeus simulará entonces dejarse engañar pero interiormente prepara su castigo, les priva del fuego y de los cereales. Cuando Prometeo roba de nuevo al dios el fuego, Zeus castiga al hombre con la creación de la mujer, Pandora.

Es interesante subrayar que a menudo los mitos distinguían entre la creación del hombre y de la mujer. Hesíodo, por ejemplo, en el mito de Prometeo, no dice nada sobre el proceso de creación del hombre y en cambio sí se detiene detalladamente en el de la mujer. Según él, Zeus ordenó a Hefesto que modelase su bello cuerpo, a Atenea que la vistiese con gusto y enseñase a tejer, a Afrodita que le mostrara los dotes de seducción y a Hermes que le otorgase un corazón engañoso. El nombre de la primera mujer, Pandora, significó “don de todos los dioses”.

martes, 12 de octubre de 2010

LA GUERRA DE TROYA


Si nos remontamos al principio de la historia, parecer ser que el origen del conflicto tiene lugar durante la boda entre Peleo y Tetis.
A las nupcias asistieron todos los dioses del Olimpo salvo Eris, la diosa de la Discordia. Ésta, ofendida por no ser invitada al banquete lanzó a la mesa de invitados una manzana con la inscripción “A la más bella”. Lo que supuso el enfrentamiento entre las diosas Atenea, Afrodita y Hera, que pensaron que iba dirigida a cada una de ellas.
Para poner fin al conflicto, las diosas, decidieron elegir a un juez en la tierra, que sentenciaría quien de las tres era la más merecedora del título a la belleza. Y escogieron a Paris, príncipe de Troya.

Para ganar, Atenea le ofreció sabiduría y triunfos en la guerra. Hera, poder y riquezas. Y Afrodita, lo que el rey más deseaba; a la mujer más bella del mundo. Esta mujer era Helena de Troya, esposa del rey de Esparta, Menéalo.

Paris, recogió la manzana y se la entregó a Afrodita, que como recompensa le aseguró el amor de Helena. Ésta, abandonó a su marido y huyó a Troya. Entonces Agamenón, el hermano de Menelao y rey de la poderosa Micenas, organizó una expedición de mil naves contra la ciudad para vengar la afrenta, y conquistar Troya.

La caída de Troya tuvo lugar cuando los griegos, capitaneados por Ulises, dejaron a las puertas de la ciudad un inmenso caballo de madera. A los troyanos se les explicó que era una ofrenda a la diosa Atenea. Todos lo creyeron y quisieron tener entonces el caballo en sus dominios. Por lo tanto, derribaron las murallas de la ciudad para que el caballo entrara.

Tan sólo un hombre conocía la verdad, Laocoonte, sacerdote de Apolo, que tras consultar el oráculo, trató en vano de avisar a sus compatriotas. Esto le costó la vida, ya que fue atacado por dos serpientes de mar que acabaron con él y sus dos hijos.


Al caer la noche los guerreros griegos alojados en el vientre de madera, atacaron e incendiaron la ciudad.

Esta Guerra, que se desarrolló durante diez largos años, es una de las historias más conocidas del mundo grecorromano. Homero nos la narra a través del extraordinario libro de “La Ilíada”. Lo mejor de todo, es la posibilidad de que algunos de los hechos sean verídicos, ya que las últimas excavaciones arqueológicas han revelado que efectivamente la ciudad de Troya se destruyó por un fuego devastador en el siglo XII a. de C.

En 1870, el comerciante alemán Heinrich Schliemann se propuso demostrar que la Guerra de Troya no había sido sólo fruto de la imaginación del poeta Homero. Invirtiendo parte de su fortuna viajó a Turquía y siguiendo las indicaciones de “La Ilíada”, comenzó a excavar en la colina de Hissarlik descubriendo las ruinas de Troya junto a la civilización Micénica. Con esto, se demostró que existió la ciudad de Troya, que existió la cultura micénica y que hubo una guerra. No obstante, es importante señalar que “La Ilíada” es una narración ficticia, especialmente en la parte mitológica, que escapa de una completa interpretación histórica.

El motivo real de la Guerra no parece ser que Helena abandonase a Menelao, para fugarse con Paris a Troya. Si no, más bien, que los griegos se cansaron del monopolio comercial que ejercía Troya sobre el único acceso posible al Mar Negro. Seguramente decidieron destruir la ciudad del conflicto. Homero narra detalladamente las dificultades de la contienda, explicando el hambre, la peste y las miles de bajas que tuvieron lugar durante estos años.

viernes, 1 de octubre de 2010

TESEO



Teseo, el héroe del Ática, perteneció a una generación anterior a la de Hércules. Sus hazañas se recogen principalmente en la “Vida” de Plutarco y los relatos de Apolodoro y Diodoro de Sicilia.

La tradición se divide a la hora de establecer su nacimiento. Para algunos es hijo de Egeo, rey de Atenas y su hija Etra. Pero la noche de su concepción, Etra se unió también con Poseidón, por tanto podría ser un hijo de ascendencia divina.

El héroe, pasó sus primeros años junto a su abuelo Piteo en Trecén. Mientras, su padre Egeo volvió a Atenas y tras dejar su espada y un par de sandalias bajo una gran roca, confió a Etra que no revelase el escondite a su hijo hasta que éste no fuese lo suficientemente grande y fuerte como para mover la roca y coger los objetos que su padre había colocado debajo. Cuando Teseo alcanzó los dieciséis años, levantó la roca, tomó la espadada y se encaminó a Atenas para que su padre le reconociese.

Al llegar a Atenas, casi es asesinado por Egeo, el cual fue instigado por su amante Medea para envenenarlo. No llegó a suceder nada, porque su padre le reconoció por la espada que había escondido bajo la roca y que Teseo llevaba. Por tal motivo, Egeo reconoció oficialmente a su hijo ante todos los ciudadanos de Atenas, mientras Medea era repudiada y desterrada.

Después venció a sus primos, aspirantes al trono de la ciudad, convirtiéndose en el único sucesor legítimo de Egeo. Como buen héroe, también luchó contra bandidos y bestias salvajes, como el Minotauro (un monstruo, mitad hombre, mitad toro) de Creta.


Más tarde perdió a su amada Ariadna, hija de Minos, rey de Creta, al ser ésta raptada por Dionisio. El héroe había acudido a rescatarla, pero al no conseguirlo, olvidó por la pena izar una vela blanca de su barco. Éste, era el signo que había convenido junto a su padre como señal de un feliz retorno con ella. Egeo, creyendo que su hijo había muerto, en un acto de desesperación, se suicidó lanzándose al mar. Desde ese día, el mar de la tragedia recibe el nombre de Mar Egeo.


La diferencia entre Teseo y Hércules, es, que el primero, poseía una importantísima dimensión política, ya que fue unificador del Ática, fundador de los Juegos Ístmicos e instaurador de la democracia. Al morir su padre fue coronado rey de Atenas.

También alcanzó gran fama en la guerra, al participar en la lucha de los Lapitas contra los Centauros. Como héroe combatió a las Amazonas vengándose de ellas con el rapto de una de ellas y el nacimiento de su hijo Hipólito.

Más tarde, secuestró a Helena cuando era todavía una niña y la entregó a su madre Etra, a la espera de que tuviese edad para casarla con él. También se cuenta entre sus hazañas que fue capaz de bajar a los infiernos acompañado de Pirítoo, con el deseo de liberar de allí a Perséfone y casarse con ella. Ante tal osadía Hades apresó a los dos y los mantuvo atados a la “silla del olvido”. Finalmente gracias a la intervención de Hércules, Hades liberó a Teseo, reteniendo para siempre a su compañero.

Finalmente, tras su viaje a los infiernos, Teseo regresó a su hogar, Atenas. Pero por graves conflictos internos perdió el trono. Refugiado en Sicros, al noroeste del Mar Egeo, falleció al despeñarlo el rey de la isla, temeroso de su fuerza y poder.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

PROMETEO



Prometeo, cuyo nombre significa “prudencia”, era un Titán hermano de Epimeteo, cuyo nombre significaba “ocurrencia tardía”. Ambos, eran considerados como “benefactores de los hombres”. Los dos hermanos fueron los responsables de proveer a los seres humanos y a los animales de todo lo necesario para vivir.

Modeló a los hombres con tierra y agua (este sería otro relato mitológico que explicaría la creación del hombre) y para que fuesen superiores a los animales, Prometeo les dio una forma más noble y les permitió caminar erguidos. Durante el transcurso de la creación, engañó a Zeus dos veces en beneficio de la humanidad:

· La primera vez, Prometeo sacrificó dos bueyes, en una pila dejó las partes comestibles del animal y todas sus entrañas y las recubrió con el vientre. En otra, dejó los huesos bien tapados con la piel. Entonces, ofreció a Zeus las dos mitades para escogiese una, del buey que había sido sacrificado. El dios, se dejó tentar por la parte de aspecto más graso, que resultó esconder huesos sin carne. Como venganza Zeus privó del fuego a los mortales.

· Entonces, Prometeo, engañó por segunda vez a Zeus. Le arrebató parte del fuego del que había privado a los hombres, en unas brasas que escondió debajo de unas hojas de hinojo. Pero Zeus, rápidamente descubrió el engaño y lleno de cólera, ordenó a Hermes que lo encerrase en una cueva del Cáucaso para que un águila le fuese devorando las entrañas durante toda la eternidad. Durante el día el águila las devoraba y éstas, se regeneraban cada noche.


Finalmente, y a cambio de una importante revelación, es decir, de conocer Zeus que si se hubiese casado con Tetis (futura madre de Aquiles) su hijo le hubiese destronado, el soberano del Olimpo aceptó que Prometeo fuese liberado. De su liberación se encargó gustoso Hércules, matando al águila con una flecha y desencadenando a Prometeo. El cual, agradecido, le indicó donde procurarse las manzanas de oro del jardín de las Hespérides.

Por otorgar el don del fuego y enseñar a los hombres a trabajar, construir, domesticar animales y recolectar frutos, fue considerado intermediario entre los hombres y los dioses y benefactor de la
humanidad.

El mito no termina aquí, ya que perdonado Prometo, pero buscando el castigo de los hombres, Zeus hizo que Hefesto y Atenea crearan un ser que tendría todos los dones y a la que llamaron Pandora, la primera mujer. Pandora, además de poseer una gran belleza, recibió de Atenea la sabiduría y de Apolo los dotes para la música. Sin embargo, Hermes puso en su corazón la mentira. Zeus por su parte, añadió a todos los presentes una caja, que Pandora no debía abrir nunca.


El precavido Prometeo rechazó como esposa a Pandora y su caja, pues sospechaba de Zeus. Pero su hermano Epimeteo, que ahora entra en juego, loco de amor por ella, la desposó, y guardó la caja como dote. Un día, Pandora llena de curiosidad la abrió y en ese momento, todos los males se extendieron por el mundo. Cuando la joven intentó taparla de nuevo, tan sólo pudo retener dentro la esperanza.

Zeus, de nuevo cansado de los hombres, decidió exterminarlos finalmente con un diluvio. Prometeo, consiguió entonces que su hijo Deucalión y Pirra se salvasen. Siguiendo los consejos de su padre, Deucalión construyó un barco, que flotó durante nueve días y nueve noches sobre las olas. Cuando acabó el diluvio, el arca los dejó en las montañas de Tesalia completamente solos, con lo cual a través de Hermes pidieron a Zeus que les diese compañeros para acabar con su soledad.

Zeus, apiadado de los mortales, les dijo que los dos lanzasen por encima de sus hombros los huesos de su madre. Entonces Deucalión descifró el mensaje, comprendió que hablaba de la Madre Tierra y de sus huesos, las piedras. Y así se hizo. De las piedras que lanzó Decaulión, nacieron más hombres y de las que lanzó Pirra, mujeres.

A pesar de esto, tuvieron hijos naturales, Doros y Eolos. Y nietos, Aqueo e Ion, que recuerdan los pueblos griegos que a continuación citamos:

· Eolios: los habitantes más antiguos de Grecia.

· Jonios: pueblo indoeuropeo del segundo milenio. Atenas, se convirtió con ellos en la metrópolis del mundo jonio.

· Aqueos: pueblo indoeuropeo, destacado por su civilización micénica (1600-1200 a. de

Durante la Guerra de Troya (1200 a. de C) Homero llama Aqueos a todos los griegos que lucharon contra los troyanos.

· Dorios: última inmigración indoeuropea a Grecia (aprox. 1200 a. de C) Destruyen Micenas, rechazan a los Aqueos y Esparta será su centro.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

PERSEO

La leyenda le atribuye como padres a Zeus y Dánae. Esta vez, Zeus fue infiel a Hera transformándose en lluvia dorada que hizo caer sobre la joven e inocente Dánae. Antes de que esto ocurriese Acrisio, padre de la joven, sospechando las intenciones del dios, encerró a su hija junto a su nodriza en una cámara cerrada a cal y canto. El oráculo de Apolo, había predicho que si tenía un nieto, éste, le mataría.


El mito se empleaba con frecuencia para simbolizar la omnipotencia del dinero sobre los hombres, ya que era capaz de introducir la codicia hasta en los corazones más cerrados.

Después de la extraña historia sobre su concepción, Perseo nació, y Acrisio se vio obligado a expulsar a su nieto y a su hija de la región. Gracias a Zeus, ambos llegaron al reinado de Polidectes donde el niño creció fuerte y sano.

Un día, en un banquete, Perseo, ya adulto, prometió entregar a Polidectes, como muestra de gratitud por su hospitalidad, la cabeza de Medusa una de las Gorgonas. Ésta, tenía la propiedad de convertir en piedra a quien osaba mirarla. La cosa se complicó aún más, pues en secreto, Polidectes amaba a Dánae, la madre de Perseo. Sabía que su hijo no consentiría su amor a no ser que la tomase por la fuerza, y en el fondo se alegró del peligroso regalo que le había prometido Perseo, porque en el mejor de los casos, si quedaba convertido en una piedra, le dejaría el camino libre con su madre para siempre.


Lo que Polidectes no sabía es, que Perseo era hijo de Zeus, y como tal, recibiría ayuda de los dioses. Hades le entregó un casco que le hacía invisible. Hermes le prestó sus alas para poder volar velozmente. Atenea le dio un escudo plateado con el que podía ver a Medusa sin mirarla directamente. Y por último, Hefesto forjó una majestuosa espada llamada Harpe, fabricada en bronce y diamante que le hacía invencible.

El héroe, encontró a Medusa y gracias a todas las armas que le habían regalado los dioses, consiguió de una sola estacada matarla. De la sangre de su cuerpo, nacieron Pegaso, un caballo alado y el gigante Crisaor.

A su regreso, Perseo, pasó por Mauritania, donde se encontraba Atlas, pero éste, se negó a darle alojamiento. Entonces Perseo le enseñó la cabeza de Medusa y lo convirtió en una enorme cordillera para el resto de la eternidad. Después viajó a Etiopía, allí se hallaba Andrómeda, una hermosa doncella que iba a ser sacrificada a un monstruo que asolaba la ciudad. Perseo prometió liberarla a cambio de su mano. Venció al monstruo y se desposaron.



Tras cuatro años en Etiopía, Perseo y Andrómeda regresaron a reinado de Polidectes. Pero éste, se había convertido en un déspota y tenía atemorizada a su madre Dánae. Perseo no dudó en mostrarle como castigo a la Medusa, convirtiéndolo en piedra y dejando el trono a su madre.

Después devolvió todos los dones divinos a los dioses y le entregó la cabeza de Medusa a Atenea, como prueba de su agradecimiento.

sábado, 11 de septiembre de 2010

HERACLES / HÉRCULES




Su biografía, recogida sobretodo en la “Biblioteca Histórica” de Diodoro de Sicilia y en la “Biblioteca” de Apolodoro, es el mejor ejemplo de un mito heroico. Heracles fue un héroe Tebano, hijo de Zeus y de Alcmena, mujer del general Anfitrión. Para engendrarlo, el dios se convirtió en la figura de su marido y se unió a ella en su lecho la misma noche que Anfitrión, volviendo de una expedición, concibió junto a su mujer a Ificles.

Los dos, hijos de la misma madre, pero de padres diferentes, nacieron al mismo tiempo. La celosa Hera, que no perdonaba nunca la infidelidad de su marido, cuando se enteró de que Zeus se había unido a Alcmena, decidió matar al niño. Por eso, envió el mismo día de su nacimiento a dos grandes serpientes para que lo ahogaran. Sin embargo, Heracles o Hércules, había nacido con una fuerza sobrehumana y sin mucho esfuerzo consiguió estranguló a las serpientes.


Alcmena, al ver los hechos, abandonó a su hijo por temor a la cólera de Hera. Sin embargo, Hermes lo recogió y consiguió engañar a Hera, para que lo amamantara con su leche.

Lo más importante en la vida de los héroes clásicos, eran sus prodigiosas hazañas. Por lo tanto, vamos a estudiar ahora porqué fue Hércules un personaje tan importante dentro de la mitología grecorromana.

Sus hazañas se pueden dividir en tres grupos:

· Los Doce Trabajos, ordenados por Euristeo.
· Los trabajos secundarios, relacionados con el cumplimiento de los anteriores.
· Las hazañas guerreras por su cuenta.

Los Doce Trabajos

Hércules debía obediencia a Euristeo, rey de Micenas. La diosa Fortuna, había decidido que el que naciera el último de los dos, debería ser siervo del otro. Por eso, Hera provocó que Euristeo naciese dos meses antes que Hércules. Euristeo, que era un tirano, llamó a su corte al héroe y le encomendó la realización de Doce Trabajos.

En otras leyendas, Hércules, accedió a ponerse a las órdenes de Euristeo porque el oráculo de Delfos le había indicado que ésta, era la única forma de resarcir el asesinato de todos sus hijos. El héroe, los había matado en un ataque de locura provocado por Hera. Atenea, diosa de la razón fue la encargada de devolverle la cordura.

Los doce trabajos encargados por Euristeo fueron los siguientes:

· La primera prueba consistía en conseguir matar al León de Nemea. Un monstruo creado por Tifón, al que no podía herir ningún arma. Primero, aturdió al león con su garrote, le lanzó todas las flechas de su carcaj y después lo estranguló, obteniendo su piel como vestido.

· En la segunda prueba, debía dar muerte a La Hidra de Lerna, que vivía en un pantano cerca de Argos. Era un monstruo de nueve cabezas. Una cabeza era inmortal y cuando le cortaban cualquiera de las otras, crecían dos en su lugar. El héroe, fue cortando cada una de las cabezas mortales y las quemó con una antorcha para impedir que crecieran otras nuevas. Finalmente, sepultó la cabeza inmortal bajo una roca.
Después, mojó sus flechas en la sangre de la Hidra para envenenarlas y enfrentarse mejor a sus enemigos.


· En la tercera prueba, Hércules tuvo que capturar viva a la Cierva Cerenita, consagrada a la temible Artemisa, como vimos, diosa de la caza. La cierva, tenía los cuernos de oro y las pezuñas de bronce. Con ellas, corría a gran velocidad. Para capturarla, la persiguió sin descanso durante doce meses. Finalmente cayó en sus trampas.

· En el cuarto trabajo, debía cazar al gran Jabalí del monte Erimanto, cuya guarida estaba en la Arcadia. Al capturarlo y llevárselo a Euristeo, el rey, se escondió preso del miedo, pues tenía unas dimensiones gigantescas.

· Después, en el quinto trabajo, Hércules tuvo que Limpiar los establos de Augias. El plazo era de un día y la suciedad, se había acumulado durante treinta años por tener allí un rebaño de tres mil vacas. Gracias a su ingenio desvió el cauce de dos ríos haciendo que al discurrir por los establos se limpiasen.

· En el sexto trabajo, espantó a la Bandada de aves del lago Estínfalo. Cuyos picos, garras y alas de bronce tenían atemorizados a toda la población. Además, devastaban campos y cosechas provocando el hambre. Para ello, se sirvió de sus flechas envenenadas con la sangre de la Hidra y de un címbalo que sonaba con gran estruendo.

· En el séptimo trabajo, Hércules entregó a Euristeo un Toro furioso que Poseidón había enviado para aterrorizar a Creta.

· En el octavo trabajo, tuvo que someter a Las Amazonas. A tan osada tarea le ayudó otro héroe, Teseo. Ambos, consiguieron arrebatarle el cinturón a la reina Hipólita y entregárselo como muestra a Euristeo.

· En el noveno trabajo, Hércules capturó las Cuatro Yeguas de Diomédes, hijo de Ares, el dios de la Guerra, a las que alimentaba con los cuerpos de los extranjeros que las tormentas arrojaban a las costas de su reino. Euristeo, al verlas y contemplar su fiereza, se asustó y las puso en libertad.

· En el décimo, tuvo que viajar para capturar los Bueyes de Gerión hasta la isla de Eritia. Gerión, era un monstruo de tres cabezas. Después, Heracles erigió dos grandes columnas (los peñones de Gibraltar y de Ceuta) como monumento conmemorativo de su hazaña. Sobre las columnas grabó la frase "non plus ultra", y con ellas logró comunicar el Mar Mediterráneo con el Océano Atlántico.

· En el undécimo trabajo, el héroe tuvo que ir en busca de las Manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Atlas, que como vimos en la anterior unidad, era el Titán que sostenía la bola del mundo sobre sus espaldas, era el padre o el tío de las Hespérides, según versiones, y le ayudó en la difícil tarea. Hércules, consiguió adormecer al dragón protector de las frutas, que nunca dormía, y levantó el mundo bajo sus espaldas, mientras Atlas recogía las manzanas de debajo de éste. Sin embargo, nuestro héroe, observó extrañado como Atlas no mostraba ni la más mínima intención en ocupar de nuevo su lugar como soporte del mundo. Entonces, Hércules, con su ingenio, le dijo a Atlas que cogiese un momento el Firmamento mientras se acomodaba una almohada. Atlas, soltó las manzanas, Hércules las cogió y desapareció de allí.

· El duodécimo, fue el último y más difícil trabajo de Hércules, capturar a Cerbero, el perro de los Infiernos. Lo tuvo que hacer sin ayuda de armas, tal y como prometió a Hades. Después de conseguir capturarlo lo mostró en Micenas y después lo devolvió a su lugar.

Los doce trabajos dieron a Hércules una gran fama. Desde ese momento, se le conocieron numerosas amantes. Vivía dedicado a exterminar la tiranía del mundo, participando en aventuras arriesgadas, como intentar matar a la familia real de Egipto porque sacrificaban a todos los extranjeros, o estrangular a Caco y Anteo, dos criminales.

Su muerte, vino causada por su propia esposa Deyanira. Durante un viaje, Hércules, encargó al centauro Neso que la cruzara de una parte a otra del río, mientras él recorría la parte más peligrosa. Neso, intentó poseer a Deyanira y Hércules decidió matarlo lanzándole una flecha envenenada. Antes de morir, Neso le dio a Deyanira una túnica que, según él, servía para avivar el amor de los maridos infieles, pues conocía a las numerosísimas amantes que el héroe tenía.
Mucho tiempo después, estando Heracles de nuevo en uno de sus viajes junto a la bella Iole en Eubea, Deyanira le envió la túnica. En el momento que el héroe se la puso, comenzó a sufrir un fuerte dolor provocado por el intenso veneno que había en ella. Hércules, sabiendo que iba a morir, hizo una gigantesca pira con troncos de árboles, se tumbó sobre ella y ordenó a Filoctetes que la encendiera. Así murió, pero pronto fue sacado del Hades por los dioses, que en agradecimiento a su comportamiento, lo subieron al Olimpo, lo convirtieron en dios y lo desposaron con Hebe.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

LOS HÉROES

Antes de conocer a los héroes más destacados, es necesario destacar los aspectos comunes que presentan entre ellos:

· Casi todos nacen de una unión mixta entre un dios y una mortal. Raras veces, entre una diosa y un mortal, salvo en ejemplos como el de Aquiles, Eneas. Edipo y Ulises, por el contrario, nacieron de la unión de dos mortales.

· Todos reciben culto y pertenecen a una época pasada. Distinguimos dos generaciones: los que perecieron ante los muros de Tebas y los que murieron en Troya.

· Son siempre el punto de partida en la genealogía de una familia ilustre. Por lo tanto, cuánto más importante es el héroe, más incontables se hacen sus descendientes. Lo que ocurrió especialmente con la figura de Hércules.

· Entre sus hazañas, siempre encontramos el capítulo del valiente guerrero que mata a los más fantásticos monstruos. Lo veremos al hablar de Hércules y en Belerofonte. Suelen participar en todas las expediciones y guerras.

· No siempre son buenas sus acciones. Por ejemplo, Edipo cometió el crimen de parricidio e incesto, Orestes y Alcmeón, el de matricidio y Hércules infanticidio al matar a sus hijos en una crisis de locura. Fratricidio, Eteocles y Polinices, y junto a estos, otros crímenes de tipo sexual.

· La mayoría de las heroínas, que también se dan en la mitología clásica, se limitan a traer al mundo a los héroes. Son seducidas por un dios, que a menudo se les manifiesta disfrazado y han de soportar una serie de dificultades antes o después del nacimiento de su hijo. Las heroínas son, más o menos, el reflejo del papel que la sociedad griega otorgaba a las mujeres. Es decir, jóvenes, bellas y buenas, que aceptaban sin ninguna queja el sacrificio. Para ellos, el ideal de perfección femenina se manifestaba en las esposas virtuosas o en las madres sacrificadas.

jueves, 2 de septiembre de 2010

EROS / CUPIDO




Conocimos a Eros en la Cosmogonía, era quién encarnaba la fuerza espiritual del amor que salió directamente del Caos y actuó como atracción y unión entre Urano (el Cielo) y Gea (la Tierra). Por tanto, fue el que aseguró la creación del mundo y la cohesión interna del Cosmos.

Más tarde, en la Teogonía, se llamó Eros o Cupido a otro dios, al hijo de Afrodita. Un joven bello y alado que iba acompañado siempre por Hímero (el deseo) y Anteros, su hermano gemelo.

Durante la época helenística, Eros o Cupido, se representaba también, como un travieso niño alado, portando un carcaj de flechas que iba disparando por doquier y que causaba a todas horas el tormento amoroso de los dioses del Olimpo. Las alas, representaban la fugacidad del deseo amoroso. Y las flechas, si eran de oro, aseguraban al que las recibía un amor verdadero. Si por el contrario eran de hierro, el amor sería desafortunado. De este episodio, deriva el famoso término “flechazo” que describe el enamoramiento. A veces, también se le representaba con una venda sobre los ojos, lo que aludía a la dificultad para ver los defectos de la persona amada, o también que el amor no entiende de edad, raza, sexo o religión.

Las representaciones de Eros, como un niño aldado, son una anticipación de los querubines o angelitos que solían acompañar a las imágenes sagradas en la religión cristiana.


Eros, protagonizó junto a la princesa Psique, una de las historias más conocidas dentro de la mitología clásica. El mito comienza narrando cómo los hombres dejaron de frecuentar el templo de Afrodita (la poseedora de la gracia y la belleza) para acudir a contemplar la hermosura de una simple mortal, Psique.
Los mortales no podían estar nunca por encima de los dioses, ya sabemos que por esto podían ser cruelmente castigados. Así, la celosa Afrodita envió a su hijo Eros, para que hiciese que la joven se enamorase de la criatura más despreciable. Sin embargo, Eros se enamoró a simple vista de Psique, y acto seguido impidió a los mortales que también se pudiesen enamorar de ella.
La soledad de Psique. que no tenía ningún pretendiente a pesar de su extraordinaria belleza, hizo que sus padres consultaran el oráculo de Apolo en Delfos. Apolo, confidente de Eros, les anunció que en lo alto de una colina, una serpiente alada y pavorosa, esperaba a su hija para desposarla.
Entre lamentos y para no contradecir las órdenes del oráculo sagrado, la familia de Psique, condujo a la joven hasta allí. En ese momento, Céfiro, el dios del viento, la transportó hasta un magnífico palacio.
Llegada la noche, Eros se acercó a Psique de manera velada y con sus palabras y caricias alejó los temores de la joven. La bella mortal, desde ese momento, y sin verle el rostro, comenzó profesarle un gran amor.
Todo era felicidad entre los dos amantes, hasta que una noche, Eros, le advirtió que sus hermanas lloraban todos los días desconsoladas en la colina donde la habían abandonado.
Compadecido, le dio su consentimiento para que fuese a consolarlas con la condición de que nunca se dejase conmover por sus lágrimas, ni tampoco intentara , a su regreso, verle el rostro.
Psique, convenció a Céfiro para que la llevase al lugar donde se encontraban sus hermanas. Tras un breve encuentro familiar, éstas quedaron consoladas y se despidieron envidiosas de su suerte. Al poco tiempo, todas, planearon visitar el palacio de su hermana para conocer mejor su suerte, pero llevaban en el fondo la intención de despertar la duda y el miedo en ella. En cuanto la vieron le insinuaron que sin ver el rostro de su amado, éste, podría ser un monstruo, tal y como les había confiado el oráculo de Delfos.
Esa noche, Psique preparó una lámpara y un cuchillo afilado. Esperó a que Eros durmiese y le iluminó el rostro. El dios, lejos de ser un monstruo, era un hermoso joven.
Mientras lo miraba, Psique derramó sin querer aceite sobre su cara y Eros, herido y entristecido por la promesa incumplida y la desconfianza, se fue.
Desde ese momento, la princesa vagó por todo el mundo implorando a los dioses encontrar a su amado. Sin embargo, nadie le ayudó. Por el contrario, Afrodita (ya vimos lo celosa que estaba de su belleza) sólo pensaba castigarla. Con la promesa de mostrarle dónde estaba Eros, disponía todo el tiempo para ella, pruebas humillantes. De este modo, Psique, tuvo que separar una gran cantidad de granos de distintos tipos, esquilar unos carneros cuya lana era de oro, traer agua del río Estigia, e incluso ir al Hades a que Perséfone guardase en una caja un poco de su belleza.
Finalmente, y después de tantos trabajos, Psique cayó agotada en un profundo sueño.
Entonces Eros, salió a buscarla. Tras rescatar a la princesa, subió al Olimpo para implorar la ayuda de Zeus, que no sólo concedió la inmortalidad a la joven , sino que también consintió el matrimonio entre ambos. Así, la bella Psique después de beber ambrosía, se convirtió en inmortal y se unió al dios para siempre.

Encontramos relatos muy similares en la literatura contemporánea. El mito alude a la importancia de la confianza en el amado y lo trivial de la belleza física del el mismo.

domingo, 29 de agosto de 2010

LOS GENIOS



Los genios, para los romanos Genii, eran pequeños dioses que acompañaban a los seres humanos a lo largo de la vida. Se pensaba incluso, que de alguna manera regían el comportamiento de las personas y tenían influencias en su destino y su forma de ser. Así, cada mortal tenía un genio distinto.

La misión fundamental del genio, era alargar todo el tiempo posible la vida de la persona a la que estaba ligado, ya que de esta forma, también garantizaba el sostenimiento de su propia vida.

Los hombres podían tener dos genios: uno bueno, que le inclinaba al bien y uno malo, que le inclinaba al mal. Esto nos recuerda a las representaciones del ángel y el demonio que en la actualidad se muestran, para indicarle a una persona si debe tomar el camino correcto o el equivocado y a las que estamos tan acostumbrados.

Los Genios eran adorados como divinidades protectoras y se les debía rendir culto en el aniversario del nacimiento de la persona a la que estuviera ligado. Para ello, se les ofrecían flores, incienso, frutas y sacrificios, aunque nunca se podían realizar sacrificios sangrientos sobre su altar. Los griegos pensaban que podían dotar de capacidades intelectuales especiales a las personas más devotas.

El genio bueno se representaba como un joven alado, con una corona de flores y el cuerno de la abundancia. El malo era un anciano de larga barba y corto pelo que iba acompañado de un búho, símbolo de mal agüero. La forma de serpiente, era a menudo adoptada para representar a los Genios que habitaban en los diferentes poblados. A los femeninos se les llamaba Junos. En Roma, durante Imperio, el genio del Emperador era una potencia terrible, ya que poseía sobre los demás genios un poder superior.

Poco a poco, fueron identificándose con los Manes (dioses benévolos identificados con las almas de los difuntos) y llegaron a considerarse como elementos inmortales en las personas. Los dioses también tenían sus propios genios.

Nos es difícil adivinar, la cantidad de influencias que han ejercido estas creaciones grecorromanas en el mundo actual. Desde la característica representación del “ángel de la guarda” cristiano, hasta las representaciones de las brujas acompañadas de un búho, o los gnomos y belfos de bosques y poblados.

martes, 24 de agosto de 2010

LA TRIBU DE LAS AMAZONAS





Las Amazonas, son el último grupo importante de personificaciones femeninas de las que hablaré por el momento.

Eran un pueblo de mujeres guerreras, descendientes de Ares, El dios de la Guerra, y la ninfa Harmonía, que habitaban según la leyenda en las laderas del Cáucaso. Las gobernaban dos reinas, una se encargaba de la defensa y la otra de la política, ambas eran elegidas periódicamente. En esta sociedad matriarcal (el mando estaba en las mujeres) jamás intervenían los hombres.

Ignoraban los trabajos femeninos. Por el contrario, estaban dedicadas en cuerpo y alma a los trabajos más masculinos. Por aquel entonces eran, la guerra, la agricultura, la cría de animales y la caza. En Homero reciben el epíteto de “antianeirai” lo que podía significar dos cosas: o bien, que estaban a la altura de los hombres, o que eran sus adversarias. Éstos, sólo eran aceptados en la tribu como siervos.

Luchaban para defenderse y también para conquistar territorios, peleando a pie y, sobre todo, a caballo. Según la mitología, ellas fueron las primeras en montar a estos animales y también en usar el hierro. De hecho, muchas de ellas, comenzaban su nombre con la palabra hipo (caballo).
Cabalgaban extraordinariamente bien y se decía, que podían incluso bailar encima de los mismos.

Una vez al año, se unían a hombres para perpetuar la raza. Si al alumbrar a sus hijos, éstos eran varones, normalmente actuaban:

· Mutilándolos, dejándoles ciegos o cojos.

· Devolviéndolos a sus padres.

· Sacrificándolos.

Tan sólo vivían las mujeres. En la pubertad se les cortaba un pecho para que manejasen sin dificultad el arco o la lanza, indispensables para la guerra. El nombre de Amazona significaba “las que no tienen seno”.

Por estar en contra de la encarnación perfecta del mundo griego, en el que el papel de la mujer quedaba siempre eclipsado por el del hombre, las Amazonas se convirtieron en mujeres contra las que había que luchar. De hecho, así lo hicieron casi todos los héroes; Belerofonte, Heracles, Teseo y Aquiles. Resultando siempre vencedores los varones. Sus atuendos, consistían en cortas túnicas abiertas en un lado, por el que exhibían sus atléticas figuras. Llevaban también capas de piel de pantera y armaduras.Creían en la energía mística y sobrenatural y rendían culto a la diosa Artemisa, cazadora y guerrera como ellas.

Existen descubrimientos arqueológicos en Kazajstán y en el sur de Ucrania, que pueden probar la existencia de tribus de mujeres guerreras en la Antiguedad. Se han hallado enterramientos de mujeres acompañadas de armas, lo que hace suponer que participaron en batallas. Tienen los huesos curvados en las piernas, lo que indica que seguramente pasaron la vida montando a caballo. Puntas de flecha junto a los cuerpos desvelan que es muy probable que muriesen luchando.

La conclusión, parece ser, que efectivamente existieron mujeres guerreras en las culturas antiguas. De lo que no hay pruebas, es de que éstas fuesen exactamente la tribu de las Amazonas de las que nos habla la mitología.

En la mitología griega, Hipólita (en griego antiguo Ιππολύτης) es la reina amazona, dueña de un cinturón mágico que le había regalado su padre, Ares, el dios de la guerra.

El noveno trabajo de Heracles fue obtener el cinturón, a petición de Admete, la hija de Euristeo. En una versión de la historia, Hipólita se enamoraba de Heracles y le daba el cinturón voluntariamente. De acuerdo con otra Heracles obtenía el cinturón secuestrando a la hermana de Hipólita, Melanipa, y exigiendo el cinturón como rescate, y liberándola tras conseguirlo.

Después de que Heracles obtuviese el cinturón, Teseo, uno de los compañeros de Heracles, secuestra a Antíope, otra hermana de Hipólita. Las amazonas atacan entonces (porque Hera, la enemiga de Heracles, había difundido el malintencionado rumor de que Heracles estaba allí para atacarlas o secuestrar a Hipólita), pero Teseo y Heracles escapan con el cinturón y con Antíope.

Según otra versión, Heracles mata a Hipólita en su huida. Para rescatar a Antíope, las amazonas atacan Atenas pero fracasan, muriendo en algunas versiones Antíope durante el ataque.

En muchas versiones Teseo se casa con Antíope o con Hipólita, teniendo un hijo llamado Hipólito. Teseo terminaría casándose con Fedra, bien tras haber abandonado a su anterior esposa, o tras la muerte de ésta en el parto. En la versión en la que Teseo está casado con Hipólita y la abandona, ésta intenta vengarse llevando a las amazonas a la boda de Teseo y Fedra con la intención de matar a todos, aunque fracasa al ser asesinada, según las versiones, por los hombres de Teseo o por Pentesilea, otra amazona.

viernes, 20 de agosto de 2010

LAS PARCAS / LAS MOIRAS





Después de estudiar la belleza y el esplendor de las nueves musas, las tres gracias y las seis ninfas, el apartado quedaría incompleto si no mencionara a tres damas mucho menos amables.

Me refiero a las Moiras o Parcas, hijas de Nix (encarnación de la Noche) y llamadas Cloto, Laquesis y Atropos.

Éstas, vivían todo el año en el Hades, el mundo de las Sombras, el Infierno y se encargaban de determinar la duración de la vida de cada hombre y el destino que esperaba tanto a los mortales, como a los dioses. Se suponía que las Moiras se aparecían tres noches después del nacimiento de un niño para determinar el curso de su vida. Al principio, asignaban una parte de bien y otra de mal a cada persona, que ésta parte creciese o no, dependía de la actuación en la vida de cada uno.

De hecho, cada humano tenía su moira, es decir, “su parte”. (La palabra moira, proviene del griego “merós”, que quería decir, la parte que le tocaba a cada uno).
Sus órdenes eran inflexibles en el Universo, ni siquiera podían ser modificadas por los dioses.
incluso los dioses temían a las Moiras. Zeus también estaba sujeto a su poder, admitió una vez la sacerdotisa pitia de Delfos

Así pues, en obras como “La Ilíada” o “La Odisea”, vemos como las Moiras, son capaces de impedir que un dios intervenga en una batalla para ayudar a un mortal, si es su destino que muera.

Cloto, la más joven portaba siempre telas e hilos, e hilaba. El oro, la seda y la lana blanca tejían la felicidad, mientras que el cáñamo y la lana negra, tejían la desgracia.

Laquesis enrollaba los hilos de Cloto.

Y Atropos, la más anciana, cortaba con sus tijeras estos hilos, finalizando así la vida de una persona. Esto ocurría cuando ella quería y de improviso.

El mundo del arte no sólo las representaba como ancianas, también era posible verlas como doncellas melancólicas, tejiendo bajo una luz tenue. De este mito deriva la conocida expresión de “el hilo de la vida” , ese soporte frágil que pude romperse en cualquier momento y para el que hay que estar preparados.

Moira, era su denominación en Grecia, en Roma, se llamaban, Parcas. Las últimas también presidían el nacimiento, el matrimonio y la muerte de las personas. Se encontraban esculpidas en el Foro romano y se conocían vulgarmente como “Tria Fata” “Fatum”, que quiere decir, “lo dicho”, lo predicho con anterioridad. De aquí, derivaron términos como fatal y fatalidad, ahora ya podemos entender por qué.

Versiones de las Moiras también existieron en los niveles mitológicos europeos más antiguos. Es difícil separarlas de otras diosas hilanderas del destino indoeuropeas, conocidas como Nornas en la mitología nórdicas, y la diosa báltica Laima y sus dos hermanas. Algunos mitógrafos griegos fueron tan lejos como para afirmar que las Moiras eran las hijas de Zeus, junto con bien Ananké (Necesidad) o, como Hesíodo señala en un pasaje, Temis (la Justicia) o Nix (la Noche). Si darles un padre o no a las Moiras era un síntoma de hasta dónde estaban dispuestos a llegar los mitógrafos griegos, para modificar los antiguos mitos de forma que encajen con el orden patrilineal olímpico, la afirmación no era ciertamente aceptable para Esquilo, Heródoto o Platón.

A pesar de su reputación, las Moiras podían ser adoradas como diosas. Las novias atenienses les ofrecían mechones de pelo y las mujeres juraban por ellas. Pudieron haber tenido su origen como diosas de los nacimientos, adquiriendo solo más tarde su reputación como agentes del destino.

jueves, 19 de agosto de 2010

LAS NINFAS. POSEEDORAS DE LA NATURALEZA.





Las ninfas eran divinidades secundarias, hijas, como las Musas o las Gracias, de Zeus. Poblaban las campiñas y los bosques y encarnaban el espíritu de la Naturaleza. Unas veces, formaban el cortejo de una diosa importante, como en el caso de Artemisa. Y otras, eran compañeras de las musas en sus correrías por los bosques. Vivían en el interior de grutas y su labor era hilar mientras entonaban bellos cantos. En la actualidad, las ninfas, son la evolución de las hadas y belfos que pueblan los bosques, cuyas historias están recogidas en las narraciones literarias más fantásticas.

Las diferentes ninfas y la representación de sus espíritus:

Las Melíades, "Ninfas de los Fresnos": En la mitología griega, las Melias o Melíades eran las ninfas de los fresnos. Fueron engendradas por Gea al ser fertilizada por los genitales de Urano arrojados por Crono. La más importante de las Melias es Melia.

Las Náyades "Ninfas de las Fuentes": En su calidad de ninfas, las náyades son seres femeninos, dotados de gran longevidad pero mortales. La esencia de una náyade estaba vinculada a su masa de agua, de forma que si ésta se secaba, ella moría. Todas las fuentes y manantiales célebres tienen su náyade o su grupo de náyades, normalmente consideradas hermanas, y su leyenda propia. Eran a menudo el objeto de cultos locales arcaicos, adoradas como esenciales para la fertilidad y la vida humana. Los jóvenes que alcanzaban la mayoría de edad dedicaban sus mechones infantiles a la náyade del manantial local. Con frecuencia se atribuía a las náyades virtudes curativas: los enfermos bebían el agua al que estaban asociadas o bien, más raramente, se bañaban en ellas. Era éste el caso de Lerna, donde también se ahogaba ritualmente a animales. Los oráculos podían localizarse junto a antiguas fuentes.


Las Nereidas "Ninfas del Mar": Se las consideraba las ninfas del mar, puesto que vivían en las profundidades del océano; no obstante emergían a la superficie para ayudar a marineros que surcaban los procelosos mares, siendo los argonautas los más famosos entre los que socorrieron mientras viajaban en búsqueda del vellocino de oro. Se aparecen a los hombres del mar montadas en delfines y otros animales marinos. Los griegos las adoraban en altares en las orillas de mares y acantilados, donde se les ofrendaba leche, aceite y miel. Representaban todo aquello que hubiese de hermoso y amable en el mar. Cantaban con voz melodiosa y bailaban alrededor de su padre. Se las representa coronadas por ramas de coral y portando el tridente de Poseidón, de cuyo séquito formaban parte.
Las más importantes eran Tetis (mujer de Peleo y madre de Aquiles), Galatea (amante de Acis y que enamoró al cíclope Polifemo) y Anfítrite (mujer del fabuloso Poseidón).

Las Oréades "Ninfas de la Montaña": Según la mitología griega, las Oréades son las ninfas que custodian y protegen las grutas y las montañas. Una de las oréades más famosas fue Eco que, privada por la diosa Hera, de la facultad de hablar, sólo podía repetir las últimas palabras de lo que se le decía.

Las Alseides "Ninfas de las flores": En la mitología griega se le llama alseides a las ninfas que habitan las flores. Habitando las cañadas y arboledas acostumbraban a asustar a los viajeros que pasaban por sus dominios, todas ellas sienten una profunda fascinación por las plantas y cada una se entrelaza a una eligiéndola como emblema propio. Aunque son ninfas muy florales, y adoran a las plantas también pueden mostrarse entrelazadas a las fuentes otorgando inspiración vinculada a la naturaleza.
Este tipo de ninfas suelen verse identificadas con la imagen típica de las hadas, aunque las alseides muestran una actitud vengativa cuando sus espacios naturales son profanados por humanos. Es muy fácil relacionarlas a las dríades, ya que son ninfas de los bosques y están unidas a los árboles, por su parte las alseides se unen a las plantas, arbustos y flores, no como hogar sino como símbolo.
Según la leyenda Alseide, hija adoptiva de Démeter era la más hermosa de las ninfas, protegió a un Bosque cubierto de amapolas de la furia y los rayos de Zeus. Luego, un arrepentido dios olímpico, al ver su valor y deseo de custodiar las flores premió a la ninfa, dándole este Bosque por siempre.


Las Hamadríades "Ninfas de los Árboles": son las ninfas de los árboles. Son parecidas a las dríades, salvo porque están relacionadas con un único árbol y mueren si éste se corta. Por esta razón, las dríades y los dioses castigaban a los mortales que dañaban a los árboles.

Casi todas ellas, tuvieron gran relevancia en la historia de la mitología y protagonizaron muchas leyendas. Por lo tanto, no es difícil verlas representadas como las esposas de algún dios secundario o héroe. Les gustaba intervenir en la mayoría de los mitos de carácter amoroso, siendo sus amantes los espíritus masculinos de la naturaleza, como por ejemplo los Sátiros. Aunque también algunas de ellas estuvieron unidas a dioses principales como Zeus, Apolo, Dionisio o Ares. Si se unían a algún mortal, solían disfrutar de ellos después de haberlos raptado.

martes, 17 de agosto de 2010

LAS TRES GRACIAS. POSEEDORAS DE LA BELLEZA.





Eran las diosas del encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad. Habitualmente se consideran tres, de la menor a la mayor: Aglaya (‘Belleza’), Eufrósine (‘Júbilo’) y Talía (‘Festividades’).

Las Cárites solían ser consideradas hijas de Zeus y Eurínome, aunque también se decía que eran hijas de Hera, de Dioniso, o de Helios y la náyade Egle. Homero escribió que formaban parte del séquito de Afrodita. Las Cárites también estaban asociadas con el inframundo y los misterios eleusinos.

En la sociedad grecorromana representaban la belleza, el hechizo y la alegría. Las tres hermanas, habitaban en el Olimpo en compañía de Afrodita, Eros y las Musas, con las cuales formaban coros y estaban muy relacionadas.

Como integrantes del cortejo de Apolo, se representaban desnudas mientras se cogían por los hombros. Dos de ellas, miraban en una dirección y la del medio, en dirección opuesta.
Solían llevar el pelo mal recogido porque siempre estaban danzando. Es, en la actitud de darse las manos y comenzar a bailar, como más las ha representado el mundo del arte.

Áglae, "La brillante"
Eufrosine " La que alegra el corazón"
Talía "La que hace florecer"

En los primeros años de la civilización griega se vestían con una fina túnica, pero después siempre se mostraban desnudas. En ocasiones, las acompañaban los sátiros más horribles, como enseñanza de que no se ha de juzgar a las personas por su apariencia física y que los defectos del rostro podían ser corregidos con un buen espíritu.
Todos sabemos que esta historia ha dado pie a muchas páginas de la literatura.

En la mitologia romana y latina las Cárites fuerón identificadas bajo el nombre de Gracias bajo los nombres de Castitas, Pulchritude y Voluptas es decir la la vírgen, la esposa y la amante. De este modo, nos encontramos con dos lecturas opuestas: una tríada compuesta por tres aspectos de un mismo atributo, en el caso griego, y una tríada latina donde están representados tres arquetipos diferentes de mujer.

Las Gracias presidían los banquetes, las danzas y todas las actividades y celebraciones placenteras. Además, regalaban a dioses y mortales la alegría, la elocuencia, la sabiduría y la genialidad necesaria para ser un excepcional artista. Sin ellas, la vida estaría llena de tristeza.