martes, 10 de agosto de 2010

ATENEA / MINERVA





Era considerada (especialmente en Atenas, su ciudad) diosa de la razón, de la sabiduría, de la inteligencia creadora y patrona de las artes y los oficios. Protegía a hilanderas y tejedoras, además de atribuírsele la invención de la cuádriga, el carro de guerra, la escritura, la pintura y el bordado. También introdujo el olivo y el aceite en su país.
Hija de Zeus y Metis, cuando ésta estaba encinta, Zeus se la tragó aconsejado por Urano y Gea, que le advirtieron que si tenía una hija, nacería después un hijo que le arrebataría el poder del cielo. En el momento del parto, Zeus pidió a Hefesto que de un hachazo le abriese la cabeza y de allí salió Atenea armada con una lanza, la égida y lanzando un fuerte grito de guerra.

Era por tanto diosa de la guerra, pero a diferencia de su hermano Ares, ella no disfrutaba con la batalla y siempre prefería buscar soluciones pacíficas. Ares representaba la guerra en sí misma, ella, por el contrario, la concepción socializada de la guerra y su uso sólo al servicio de la defensa de la ciudad.
En honor a Atenea, se levantó, en la Acrópolis de Atenas, el famoso templo del Partenón, en cuyo interior se hallaba la estatua de la diosa realizada por Fideas. Obra de gran tamaño y materiales nobles como oro, marfil y esmeraldas.

Uno de los mitos más conocidos de esta diosa es el que protagonizó junto a la joven doncella Aracne. Ésta era hija de un famoso tintorero, por lo que pronto aprendió con gran técnica el arte de tejer y bordar, siendo muy grande su fama. Pronto se la consideró como discípula de la diosa Atenea (protectora de las bordadoras e hilanderas) e incluso las ninfas acudían largos ratos a contemplar sus trabajos. Poco a poco fue creciendo el orgullo y la soberbia de Aracne por las continuas alabanzas a su obra, y ya conocemos como ambas cosas siempre eran castigadas por los dioses. Un día, Atenea se presentó ante ella disfrazada de anciana para advertirle que debía moderar su orgullo, pero la joven le contestó con insultos y la retó a crear un tapiz mejor que el de ella. Atenea consiguió realizar un bello trabajo con el tema de los doce dioses del Olimpo mostrados en toda su majestad. En las esquinas representaba como una advertencia los castigos de los mortales que habían osado a desafiar a los dioses. La imprudente Aracne tejió también otro tapiz de gran belleza pero con el atrevido tema de las infidelidades de Zeus a Hera. La diosa encontró la obra de su rival perfecta, pero se encolerizó al ver ridiculizado a su padre y la destruyó. Aracne supo entonces que iba a ser duramente castigada e intentó ahorcarse, pero la diosa lo impidió porque tenía reservado para ella el castigo de transformarla en araña para que hilase así hasta su muerte.
El mito también fue pintado en este caso por el pintor barroco español Diego Velázquez de Silva, y el cuadro se tituló “La Fábula de Aracne. Las Hilanderas”. Este gran cuadro, sin duda uno de los mejores de la Pintura del Siglo de Oro Español.


Los mitos griegos clásicos cuentan que Atenea guió a Perseo en su cruzada para decapitar a Medusa. Enseñó a Heracles cómo despellejar al león de Nemea usando las propias garras del león para cortar su gruesa piel. También le ayudó a derrotar a los pájaros del Estínfalo y a navegar en el inframundo capturando a Cerbero. También fue quien ayudó a Hércules a matar a la hidra de Lerna.

En otra historia tardía se decía que la naturaleza astuta y perspicaz de Odiseo le ganó rápidamente el favor de Atenea, aunque en las épicas de tipo realista la diosa es confinada a ayudarle solo a distancia, como implantando pensamientos en su cabeza, durante su viaje de vuelta a casa desde Troya. No es hasta que llega a la playa de una isla en la que Nausícaa lava sus ropas cuando Atenea puede llegar a dar una ayuda más tangible. Se aparece en los sueños de Nausícaa para asegurar que la princesa rescate a Odiseo y le envíe finalmente a Ítaca. La propia diosa se aparece disfrazada a Odiseo tras su llegada. Inicialmente le miente diciéndole que su esposa Penélope se ha casado y que a él se le da por muerto, pero sin embargo Odiseo le miente a su vez, viendo a través de su disfraz. Complacida por su determinación y sagacidad, Atenea se le revela y le cuenta todo lo que necesita saber para recuperar su reino. Le disfraza como un anciano para que no sea descubierto por los pretendientes o por Penélope y le ayuda a derrotar a éstos y a finalizar la subsiguiente disputa entre sus familiares.

En un mito posterior, Medusa, quien a diferencia de sus dos hermanas gorgonas era imaginada por los griegos clásicos del siglo V mortal y extremadamente bella, mantuvo relaciones o fue violada por Poseidón en un templo de Atenea. Tras descubrir la profanación de su templo, la diosa transformó a Medusa para parecerse a sus hermanas como castigo. Su pelo se transformó en serpientes y tenía el poder de petrificar con la mirada.
Cuando Perseo decapitó a Medusa, sus hermanas Esteno y Euríale lloraron su muerte con lastimeros sonidos emitidos por las bocas de las serpientes que poblaban sus cabezas, y se decía que Atenea imitó tales sonidos con un junco, inventando así la flauta.

Los atributos de Atenea eran la lanza, el casco y la égida (coraza de piel de cabra), un bien que también compartía con Zeus. En la mano derecha llevaba siempre la imagen de la Victoria alada. En su escudo portaba la cabeza de la Gorgona, que le fue regalada por Perseo. Con ella convertía en piedra a quien la miraba. El animal que se le consagraba era la lechuza y su cabeza figuraba en las monedas atenienses. Homero la llamaba “Atenea de ojos de lechuza”. La planta consagrada, no podía ser otra que el olivo.
Las fiestas de las Panateneas fueron muy importantes en Atenas y se instituyeron en honor de la diosa. Era una procesión de jóvenes doncellas de Atenas que subían a la Acrópolis para llevarle un peplo (vestidura sin mangas usada por las mujeres de la Grecia antigua) tejido como ofrenda. En ellas participaban también muchachos a caballo y ancianos.

Una serie completa de fábulas y usos, pertenecientes especialmente a la religión ateniense, representa a Atenea como la ayudante y protectora de la agricultura, papel bajo el que se representa a la diosa como inventora del arado y el rastrillo. Creó el olivo, enseñó a la gente a uncir los bueyes para arar, cuidó de la cría de caballos e instruyó a los hombres en su doma con bridas, otra invención suya.
Las dos deidades Erecteo y Erictonio, honradas en el Ática como poderes del fértil suelo, son sus hijos adoptivos.
Los nombres de sus primeras sacerdotisas, las hijas de Cécrope, Aglauro, Pándroso y Herse, significan ‘aire brillante’, ‘rocío’ y ‘lluvia’, y son meras personificaciones de sus cualidades, de gran valor para el territorio ateniense.
Además de las invenciones relativas a la agricultura, también se le atribuían otras relacionadas con varios tipos de ciencia, industria y arte, y todos sus inventos no son del tipo que los hombres harían por azar o accidente, sino que requerían reflexión y meditación. Pueden señalarse la invención de los números, del carro y de la navegación. En la historia ateniense enseña a Erictonio a atar sus caballos al carro, y en la corintia enseña a Belerofonte a dominar a Pegaso. Respecto a todos los tipos de artes útiles, se creía que había familiarizado a los hombres con los medios e instrumentos que eran necesarios para practicarlas, como con el arte de producir fuego. También se creía que había inventado casi todos los tipos de trabajo en los que se empleaba a las mujeres, como el hilado y el tejido, y ella misma era diestra en ellos. Incluso en Homero todos los productos del arte femenino, se califican de «obras de Atenea». Muchos paladios (estatuas de Palas) llevaban un huso y una rueca en la mano izquierda.

Su genio cubre el campo de la música y el baile: fue la inventora de la flauta y la trompeta, así como de la danza de guerra pírrica, de la que se decía que fue su ejecutora más antigua, en la celebración de la victoria de los dioses sobre los Gigantes. En suma, Atenea y Hefesto fueron los grandes patrones de artes tanto útiles como elegantes. Por ello se la llamaba Ergane, y los autores posteriores la hicieron diosa de toda la sabiduría, el conocimiento y el arte, y la representaron sentada a la derecha de su padre Zeus y apoyándole con sus consejos.

Como todas las demás deidades que se suponía que dispensaban las bendiciones de la naturaleza, es la protectora del crecimiento de los niños, y como diosa del cielo claro y el aire puro, otorga salud y aleja la enfermedad. Más aún, en Atenas era una deidad patrona del estado y la protectora (con Zeus) de las fratrías y las casas que formaban la base del estado. En Atenas y Esparta protegía las asambleas populares y deliberativas. En los demás sitios presidía sobre las mayores uniones de gente. También mantenía la autoridad de la ley, la justicia y el orden, en las cortes y la asamblea del pueblo. Esta noción era tan antigua como los poemas homéricos, en los que se describe a Atenea ayudando a Odiseo contra la conducta sin leyes de los pretendientes.
Se creía que había instituido la antigua corte del Areópago, y en casos en los que los votos de los jueces estaban empatados, daba el decisivo en favor del acusado.

Atenea promocionaba la prosperidad interna del estado, al fomentar la agricultura y la industria y al mantener la ley y el orden en todas las transacciones públicas, y de la misma forma también lo protegía de los enemigos extranjeros, y así asumía el carácter de una deidad de la guerra, aunque en un sentido muy diferente al de Ares, Eris o Enio. Según Homero ni siquiera llevaba armas, sino que las tomaba prestadas de Zeus, guardaba a los hombres de la masacre cuando la prudencia lo requería, y repelía el salvaje amor por la guerra de Ares, conquistándolo. Atenea no ama la guerra por sí misma, sino solo por las ventajas que ganaba el estado al emprenderla, y por tanto sólo apoya aquellas empresas bélicas que se iniciaban con prudencia y que probablemente arrojaran resultados favorables. En época de guerra, las ciudades, fortalezas y puertos quedan bajo su especial protección.
Como diosa prudente de la guerra también era la protectora de todos los héroes que se distinguieron por su prudencia y buenos consejos, así como por su fuerza y valor, como Heracles, Perseo, Belerofonte, Aquiles, Jasón, Diomedes y Odiseo. Como diosa de la guerra y protectora de los héroes, Atenea suele aparecer con armadura, con la égida y una vara dorada, con la que otorga a su favoritos juventud y majestad

2 comentarios:

Kandy dijo...

ME encanta esta diosa!!!!!!! Y su mascota es mi debilidad!!!!!!!

Melisandre dijo...

Si es que ya lo sabía yo.... aunque su "mascota" es la lechuza, no el búho directamente dicho...