sábado, 24 de julio de 2010

AFRODITA / VENUS



Civilizaciones anteriores a las de Grecia y Roma, rendían culto a la diosa del amor. Por eso los historiadores creen que Afrodita es una evolución de una diosa oriental, tal vez la Astarté fenicia. Representaba el amor carnal y la belleza o atractivo sexual. Sobre su nacimiento existen dos tradiciones diferentes, una la concibe como hija de Zeus y Dione, y otra como hija de Urano, el dios del Cielo cuyos órganos sexuales fueron cortados por Cronos. La segunda parte de esta historia, explica que los genitales del dios cayeron al mar y la diosa nació de la espuma y el semen del mismo.

Tras su nacimiento, fue llevada por Céfiro (el dios del viento) a Citerea y luego a Chipre, por eso a la diosa se le daba el epíteto de Cipris. Allí fue acogida por las Cuatro Estaciones que al verla exclamaron: "Las nereidas y tritones y los demás habitantes del mar acudieron presurosos a contemplarla, rodeando su concha nacarada que era carro y cuna a la vez. Entonces, el halago del aire puro, susurro del cielo azul, le arrancó un blando suspiro que repitió estremecido el universo. Las olas empezaron a mecerla dulcemente en caricias sin fin, el aire se hizo más leve y toda la naturaleza pareció regocijarse con la presencia de Afrodita”.

La admiración que todos sentían por su belleza le permitió llegar al Olimpo transportada en un magnífico carro, ostentando las maravillosas excelencias que Feme (la Fama) habría proclamado de ella. Sobre este mito, Sandro Boticelli, un magnífico pintor del Renacimiento Italiano, tiene uno de sus cuadros más conocidos en el mundo de la Historia del Arte titulado “El Nacimiento de Venus”.

Sin embargo, se casó con Hefesto, el menos agraciado de todos los dioses. La boda fue un regalo de Zeus al feliz marido por haberle fabricado el rayo con el que venció a los Gigantes. Es obvio que desde el principio no fue más que un matrimonio de conveniencia ya que Afrodita nunca quiso desposarse con un herrero cojo, rudo y feo.

En la mitología se nombran a muchos amantes de esta diosa. El primero fue Ares, dios de la Guerra. Homero cuenta que de madrugada, los dos amantes fueron sorprendidos por el dios Sol, es decir, Apolo, y éste se lo contó todo a Hefesto. El celoso marido preparó una red de bronce y los atrapó con ella. Al día siguiente, descubrió la infidelidad de los dos dioses ante todo el Olimpo. De su amor con Ares nacieron Eros y Anteros, Deimo y Fobo ( el Terror y el Temor) y Harmonía.

En la larga lista de amantes destacaron también Dionisio (dios del vino) y Adonis, mortal célebre por su belleza y que fue transformado en jabalí salvaje por los celos de Ares. En un bosque le dio muerte y de su sangre brotó la anémona (flor roja que como él florece por poco tiempo).
Las Bellas Artes han representado muchas veces a Afrodita acompañada de su hijo Cupido o Eros, dios de la atracción y el deseo amoroso. El niño llevaba alas (precedente de los ángeles cristianos) y los ojos vendados. Además portaba siempre un carcaj de flechas que lanzaba indiscriminadamente sobre los humanos. Sus alas simbolizan una pasión que no siempre es duradera y las vendas de los ojos estaban en relación con las que muchos enamorados llevan para no ver los defectos y faltas de la persona amada.

Afrodita también iba a menudo acompañada de las tres Gracias, magistralmente representadas en el óleo de Rubens “Las Tres Gracias” que podemos contemplar en el Museo del Prado.
Los animales favoritos de la diosa eran las palomas. Un tiro de ellas arrastraba su carro. Y sus plantas eran la rosa y el mirto.

Afrodita es una de las divinidades más representadas en el mundo del arte, sobre todo porque era un buen motivo para encarnar un sensual desnudo que no solía fallar en los más importante encargos.

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